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Programa Nacional de Acciones Pastorales para la Nueva Evangelización de Puerto Rico 

La Misión Continental, que en Puerto Rico se llamará “Misión Permanente”, tiene su propio elenco de objetivos y acciones, que procurarán incluir y asumir las cinco áreas prioritarias y los procesos pastorales ya existentes en cada Diócesis. Desde el primer momento, se fueron elaborando elementos para el lanzamiento de la Misión, entre ellos: objetivos, guía de animación, capacitación de equipos misioneros en cada Diócesis, definición de las etapas de sensibilización, profundización, misión sectorial y misión territorial. Además, se adaptó a Puerto Rico el tríptico que el Papa entregó en Aparecida, y se aprobaron el lema, logo y oración de la Misión. Se produjo un disco de once canciones como fruto de un certamen musical convocado a nivel de todo el País, con una amplia participación de compositores y artistas católicos de las seis Diócesis. De esta producción se programó una serie de conciertos con los cantos de la Misión, para ser presentados en las diversas Diócesis por el Grupo Uzyel de San Lorenzo.

 

Los Obispos lanzaron la Misión oficialmente dentro de la Concentración de la Patrona Nacional Puertorriqueña, Nuestra Señora de la Divina Providencia, el 19 de noviembre de 2013. Al llegar al punto de la Asamblea final en 2015, se preparaban los pasos para la primera visita, puerta a puerta, a cada hogar puertorriqueño, como parte de la primera etapa de la Misión.

 

Los Obispos de Puerto Rico han conocido y aprobado cada paso de este proceso. Lo han avalado, además, con su presencia en todos los Encuentros Nacionales y en la Asamblea conclusiva, y han hecho oficial su respaldo por medio del Decreto de Aprobación, que formaliza el Programa Nacional. Es el fruto de un intenso camino pastoral que refleja un paso de crecimiento en la “nueva evangelización”, y manifiesta un importante signo de comunión de la Iglesia Católica en Puerto Rico al cumplir sus quinientos años.

 

Se realiza en el espíritu de la construcción del Reino de Dios, como la Iglesia lo vislumbra al promover una “nueva evangelización”. Se asume en el espíritu renovador y a la alborada de los cincuenta años de la solemne clausura del Concilio Vaticano II, pórtico que el Santo Padre Francisco ha utilizado para proclamar un Jubileo especial de la Misericordia. Se une al enorme esfuerzo evangelizador de la Iglesia que peregrina en América Latina y el Caribe, y de la cual nos sentimos parte.

 

Ponemos todos estos esfuerzos como una alabanza agradecida ante el Señor, y rogamos que sean custodiados por María, Madre de la Divina Providencia, nuestro Beato Carlos Manuel Rodríguez, y los siervos de Dios: Madre Dominga Guzmán Florit, Rafael Cordero Molina, y la Madre Soledad Sanjurjo, que nos precedieron proféticamente en las áreas de nuestras cinco prioridades.

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